Conjuros

Para conjurar las tormentas los vecinos de San Vicente seguían diversos ritos. Uno de ellos era recoger las piedrecitas que eran pisadas por el sacerdote que llevaba el Santísimo en la procesión del Corpus Christi. Posteriormente estos guijarros eran arrojados a lo alto cuando se acercaba una tormenta.

Otro rito del que se valían cuando venia una tormenta era encender las velas que habían iluminado el Santo sacramento la noche del jueves al Viernes Santo.

Por otro lado, cuando se preveía una tormenta el sacerdote salía al pórtico y conjuraba al cielo para que no descargara su maldición sobre los campos.